¿Es pecado querer ser uno de los más grandes de la historia? Claramente no lo es. Sin embargo, LeBron James se siente culpable por los constantes esfuerzos que realiza para alcanzar ese estatus. Tantos años de sacrificios han sido beneficiosos, pero a cambio ha visto un declive en sus relaciones familiares.
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Por este motivo el alero de Cleveland Cavaliers públicamente le pidió perdón a su esposa por descuidarla al querer trabajar más duro por un lugar en la historia y quedar al mismo nivel de otros grandes como Michael Jordan, Magic Johnson, Kareem Abdul Jabar, entre otros, labor que está logrando.
LeBron James se confiesa sobre sus deseos
“Soy adicto al proceso. Se lo dije el otro día a mi mujer, le pedí perdón. Ella me preguntó ‘¿perdón, por qué?’. Por el viaje en el que estoy embarcado de querer ser el más grande que jamás haya jugado al baloncesto, o al menos, hasta el punto de ser recordado por mis logros. Eso, a veces, me hace perder la perspectiva de lo importantes que eres tú y los niños”, expresó ‘The King’.
No se le puede culpar por querer ser el mejor, y menos cuando por años nos ha deleitado con su juego. Sin embargo, James es conocido por darle gran importancia a su familia, por lo que prefiere evitar cualquier conflicto con su esposa e hijos. Por su parte su esposa parece haber quedado sorprendida por esta actitud de LeBron, lo que también es muestra de la buena relación que mantienen ambos.
La vida de un deportista de alto rendimiento, en especial la de un jugador de la NBA, puede llegar a ser bastante problemática en cuanto a sus relaciones interpersonales. Pasan días viajando de un lado a otro del país, y el poco tiempo que permanecen en casa, están entrenando. Eso hace que cada momento de descanso sea preciado, y que muchos jugadores tengan matrimonios o relaciones de muy corta duración.
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